Pequeña, como una estrella en la Oscura Noche, apenas con vida, Respiraba la pequeña
Alice, su destino parecía ser incierto, la pequeña estaba sola, en un mundo demasiado grande
como para soportarlo desprotegida.
Alice, su destino parecía ser incierto, la pequeña estaba sola, en un mundo demasiado grande
como para soportarlo desprotegida.
Lo único que recordaba, era un dolor en su pecho, y este se reflejaba en su mirada.
Sus ojos claros como el agua demostraban poca expresión, pero sin dudar esta fría pequeña
inspiraba en todo quien se acercara a ella, la mas profunda ternura.
Así, con este mínimo recuerdo comenzó a vagar por las tierras mas increíbles imaginadas, El
reino del Dragón, era su lugar favorito en el mundo y de un momento a otro comenzó sus
aventuras en lo que fue la búsqueda de quien ella tomaría como madre.
Alice era una pequeña testaruda, y generalmente se metía en grandes líos con la gente de los
alrededores, jugueteaba con hombres lobo, vampiros, o bestias come hombres, y sin parecer
asustada ni tímida en lo absoluto, sabía convertir los corazones, a su favor.
en las noches dormía a la intemperie, cuando en un profundo bosque, lleno de hambrientos
hombres lobo, sintió unos susurros a lo lejos, pero mas que rujidos, o lamentos, lo que ella
escuchaba era una voz humana, de hombre que al parecer estaba llegando a un acuerdo con
una bestia enorme llamada Karo, el Líder de la manada de los hombres lobo que regía el
Bosque Mirlan.
La curiosidad no dejaba de azotar a La pequeña Alice, asi que lentamente comenzó a caminar
hacia la escena, cuando Karo de pronto dejo de ser un hombre lobo, osea que tomo su figura
humana para pactar algo con el misterioso hombre.
Lo ultimo que Alice pudo ver, fue un apretón de manos, ni siquiera pudo mirar el rostro de Karo,
o de el hombre con quien pactaba algo.
Esta escena podía significar algo muy extraño y terrible para el mundo de los lobos.